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lunes, 26 de marzo de 2012

Adictos a la escritura - La frase (Li)


El día de hoy regreso con los relatos de “Adictos a la escritura”, en esta ocasión el proyecto consistía en realizar un relato incluyendo una frase propuesta por alguno de los demás miembros; así que cuando se hizo la repartición a mí me ha tocado la frase de: “Sabía que en aquél inmenso páramo estaba su casa, sólo tenía que recordar como llegar a ella.” Y pues el siguiente es el relato que surgió de esa frase, espero les guste.

CASI EN CASA

El frío era paralizante, la chaqueta que la cubría no era de mucha ayuda. Sabía que en aquél inmenso páramo estaba su casa, sólo tenía que recordar como llegar a ella. Se suponía que la tarea debía ser sencilla, sólo cazar un par de animales y regresar lo más pronto posible. No era la primera vez que lo hacía, por lo que se sentía tonta al encontrarse perdida.
Se detuvo por un momento, la angustia pesaba ya en su pecho. Cerró los ojos y trató de tranquilizarse. Su cabeza estaba llena de imágenes inquietantes, gente siendo arrastrada al fondo de la tierra y que jamás se le volvía a ver. Por un momento, incluso pudo escuchar de nueva cuenta los gritos de su padre pidiendo auxilio, pero nadie pudo hacer nada, no se podía hacer nada contra esas cosas más que ocultarse y permanecer a cubierto cuando anochecía.
Avanza, pensó. No te detengas. Todo minuto cuenta y puede hacer la diferencia.
Apretó el paso, los pies le dolían y sentía la garganta reseca. Tomó la cantimplora que llevaba en la mochila, ya casi no le quedaba agua, ni siquiera había pensado en racionarla, debía de haber llegado a casa hace mucho, seguramente ya estarían preocupados por ella.
Un ruido a su espalda llamó su atención y el miedo comenzó a entorpecer sus pensamientos. Dirigió una mirada rápida al cielo, unas nubes cerraban el paso del sol, aún así había luz, faltaban un par de horas más para que anocheciera o eso creía. No quería ser sorprendida por la oscuridad y por lo que allí se refugiaba, simplemente le aterraba.
El suelo pedregoso hacía más difícil su avance. No podía creer que se hubiera alejado tanto del camino que conocía, pero no había encontrado ninguna presa para llevar a casa y la idea de que su hermano pequeño pasara más hambre la habían impulsado a seguir adelante. Los ojos comenzaron a escocerle y un  par de lágrimas surcaron sus mejillas.
Todo va a estar bien. Vas a estar bien, se repetía.
Frotó sus manos para darles calor, sentía entumecidos los dedos a pesar de los guantes. A su paso iba dejando un ligero rastro de sangre de la presa que supuestamente llevaba guarecida dentro de su mochila, cuando se dio cuenta sus ojos casi salieron de sus órbitas.
¡Tonta! gritó como si le hablara a otra persona. ¿Acaso planeas morir el día de hoy? Esas cosas ya deben haber olido la sangre, nada mejor para atraerlas a ti.
Su voz sonaba distorsionada, el miedo discurría en cada una de sus palabras. Retrocedió unos pasos y con la punta de sus botas trató de borrar el rastro que había dejado, no estaba funcionando, el suelo era demasiado macizo. Se dejo caer, un ruido sordo surgió cuando sus rodillas golpearon la superficie y echando mano de la cantimplora comenzó a golpear haciendo que un poco de tierra empezara a desprenderse.
Echo una rápida mirada al camino que había dejado atrás, tardaría mucho en tratar de deshacerse de la sangre. De la mochila sacó uno de los animales que había cazado y lo dejó allí, quizás esas cosas se despistarían por algún rato, lo suficiente para que ella llegara a casa. Con un cuchillo destripó al animal y las entrañas quedaron esparcidas en el suelo. Había hecho lo que podía, ahora tenía que correr, empezaba a oscurecer.
Volvió a mirar al cielo, las nubes habían desaparecido y el frío se hacía más intenso. Distinguió la primera estrella en el firmamento, entonces reconoció el camino, ya estaba cerca. Mientras avanzaba se imaginó en la seguridad de su casa, construida unos diez metros por encima del terreno y sostenida por unos pilares de piedra casi imposibles de derribar. Casi pudo mirar el crepitar del fuego en la chimenea y añoró la tibieza que producía.
Los alrededores comenzaban a hacérsele familiares, por lo que movida por una nueva energía comenzó a correr más aprisa hasta que un ligero temblor en la tierra la hizo detenerse en seco. Una gota de sudor recorrió su espalda. El suelo vibraba bajo sus pies y su cuerpo se cimbró cuando el terror comenzó a invadirlo.
Con los puños apretados se quedó quieta lo que pareció una eternidad, aunque fueron sólo unos pocos segundos. Reaccionó y retomó la carrera sin siquiera saber bien hacia donde, sólo esperaba conducirse por el camino correcto. Sus piernas se acalambraron y todo el peso de su cuerpo fue recibido por uno de sus brazos cuando cayó. El golpe le provocó un dolor indescriptible, pero sabía que tenía que levantarse y seguir avanzando.
El dolor en su brazo la hacía estremecerse. Lágrimas de frustración y miedo resbalaban constantemente por sus mejillas. Su visibilidad se hizo borrosa y prácticamente siguió a ciegas. A su espalda escuchaba ruidos, estaba desesperada, no sabía porque esas criaturas aún no la atacaban, era como si pudieran percibir su miedo y les gustara, y sabía bien que seguían allí, atentas a su paso, podía sentirlas.
Por un momento deseó que todo terminara, era mejor que estar a la expectativa, corriendo por su vida si bien en el fondo sabía que tenía muy pocas posibilidades, estaba consciente de que ya no podía correr por más tiempo, estaba extenuada. En aquél instante la distinguió, podía ver su casa más a lo lejos y casi se sintió aliviada.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo ver a su madre en la ventana, se le notaba mortificada, dio otros pocos pasos y de nuevo se detuvo estando a exiguos metros del resguardo de su casa. Su madre la enfocó a través del cristal y salió a su encuentro.
¡No! le gritó. ¡Quédate allí!
Su madre se petrificó y ella enmudeció. Una especie de garra apresaba ya su tobillo. Percibió como cortaba la piel, luego el músculo y después no pudo evitar gritar.
¡Aaahhh! fue un grito ahogado que posteriormente se convirtió en un rugido de agonía.
Con un último esfuerzo descolgó la mochila que llevaba al hombro y la arrojó hacia la casa. Dirigió una última mirada a su familia, su madre lloraba y su hermano pequeño se encontraba aferrado a la barandilla, hubiera preferido que él jamás la viera así. A continuación, sólo fue consciente de los alaridos de su madre y de su cuerpo siendo arrastrado, después nada, total oscuridad y silencio. ¿Estaba muerta?

Antes de despedirme quiero compartir también un nuevo proyecto en creces, es el blog de Travesía Literaria, que he decidido abrir a fin de mostrar y darles a conocer todo lo que escriba. El día de hoy cumplo una semana con este blog y  hay ya publicados varios relatos nuevos,  me gustaría que si tienen tiempo pasen a checarlo y me den su opinión en cuanto a todo, lo que he escrito, diseño y más... Su opinión es importante. Ahora sí me despido blogueros y como siempre estoy atenta a sus comentarios. ¡¡¡Saludos!!!

9 comentarios:

  1. ¡Qué intenso! Quiero saber qué más pasa XD

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  2. Li Lu: Una muy intensa e interesante historia, en donde se sublima el amor filial.
    Muy bien narrada.
    Pues te felicito: Doña Ku

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  3. Entre el texto y tanto cartel de Los Juegos del Hambre, no dejaba de ver a Katniss en tu personaje... lo que hizo que disfrutara mucho el final, con la criatura apresándola y arrastrándola a lo desconocido.
    Muy bueno tu relato, Li. Sólo fíjate que hay algunas letras equivocadas, te vas a dar cuenta al releer con calma.

    Besos!

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    Respuestas
    1. Gracias por la aportación, lo checaré con lupa para corregirlo. Saludos!!!

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  4. Realmente un texto muy intenso, no me esperaba este final; el que seguramente anuncia una continuación...queremos saber más!!!!

    Besos!!

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  5. Muy descriptivo e intenso. Da para mucho más, una buena introducción para una historia más larga :)

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  6. Me ha gustado mucho. Le diste un muy buen contesto a la frase.
    Un saludo

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  7. Tu relato duele mucho, es muy original y conserva el misterio hasta el punto final, esta muy bien narrado ¡saludos! :)

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Gracias por comentar.